Leí ayer en ADN un artículo escrito por Ángela Becerra y titulado "Hay que vivirse". En este artículo hace una especie de apoligía de la vida y nos invita a todos a vivir al máximo cada día. Uno escucha con mucha frecuencia esta expresión pero no termina de saber muy bien que significa. ¿Tal vez aprovechar bien cada minuto de nuestro tiempo? ¿O aprovechar bien cada minuto de nuestro tiempo para darnos satisfacción? Creo que hoy en día los tiros van más en la línea de la segunda propuesta.
Yo quería centrarme en una afirmación concreta que hace la periodista: "[Es ahora] cuando tomamos solvente conciencia de que bajo ningún concepto vinimos al mundo a sufrir". Creo que esta idea plasma a la perfección la mentalidad de la sociedad actual. Probablemente sea cierta en el sentido de que no estamos hechos concretamente para sufrir, en tanto que el sufrimiento no es un fin en sí mismo. Pero que el ser humano va a sufrir, y no poco, a lo largo de su vida, es un hecho innegable.
Tanto si uno vive una vida recta, como si vive una vida moralmente reprobable o si vive una vida dedicada a la satisfacción propia, lo cierto es que va a sufrir. El que viva una vida recta y ordenada sufrirá porque las cosas cuestan un esfuerzo, tener una familia, sacarse una carrera, trabajar... todo eso cuesta conseguirlo. El que viva una vida moralmente reprobable tal vez no se dé solo al placer, pero ciertamente no se sentirá a gusto consigo mismo, no será feliz. Y eso causa dolor. El que viva una vida dedicada al placer se sentirá vacío y también infeliz. Puede que no sufra físicamente, pero algo queda insatisfecho en su interior.
Podemos estar seguros por tanto de que hagamos lo que hagamos vamos a sufrir, ya sea física o psicológicamente. Si esto es así podemos estar seguros también de que estamos hechos para aguantar el dolor. De otra forma moriríamos nada más nacer.
Para plasmar mi siguiente idea se me ocurre una historia. Imaginemos a un valiente caballero que ha de rescatar a su princesa, la cual se encuentra encerrada en un castillo rodeado por un zarzal de dimensiones gigantescas. El caballero no dudará en atravesar el kilométrico zarzal para llegar hasta su amada. Y no le importará que ello le cueste infinidad de arañazos y cortes. De hecho puede llegar a verlos como caricias, pues cada uno de ellos significa que está a un paso menos de su querida princesa. No le importa el sufrimiento porque el fin de su gesta es mucho más elevado que éste. Ahora bien, si en algún momento pierde de vista cuál era el objetivo de su misión, la abandonará irremediablemente, porque el sentido de su sufrimiento ha desaparecido. Y si su sufrimiento pierde su fin, el sufrimiento mismo carece de sentido.
Como he dicho, el sufrimiento no es un fin en sí mismo, es un medio. El sufrimiento sólo tiene razón de ser si se sufre por algo o alguien. En ese sentido creo que los cristianos llevamos una gran ventaja al resto del mundo. Nuestro Fin es el más elevado de todos, nuestro Fin último es Cristo. Y por ello no debemos temer el dolor. Cuando uno sufre por amor el sufrimiento se hace llevadero. Pero si el fin del sufrimiento somos nosotros mismos, el sufrimiento acaba por no tener sentido (¿para qué pasarlo mal en vez de estar cómodamente sentado sin hacer nada?). Si no se tiene un Fin, el dolor lógicamente pasa ser algo despreciable e innecesario. Qué tristes y mediocres son esas vidas...
Cuando se ama, el sufrimiento se convierte en algo maravilloso. Ése es el problema de la sociedad. No sabemos amar, hay que aprender a hacerlo...
Yo quería centrarme en una afirmación concreta que hace la periodista: "[Es ahora] cuando tomamos solvente conciencia de que bajo ningún concepto vinimos al mundo a sufrir". Creo que esta idea plasma a la perfección la mentalidad de la sociedad actual. Probablemente sea cierta en el sentido de que no estamos hechos concretamente para sufrir, en tanto que el sufrimiento no es un fin en sí mismo. Pero que el ser humano va a sufrir, y no poco, a lo largo de su vida, es un hecho innegable.
Tanto si uno vive una vida recta, como si vive una vida moralmente reprobable o si vive una vida dedicada a la satisfacción propia, lo cierto es que va a sufrir. El que viva una vida recta y ordenada sufrirá porque las cosas cuestan un esfuerzo, tener una familia, sacarse una carrera, trabajar... todo eso cuesta conseguirlo. El que viva una vida moralmente reprobable tal vez no se dé solo al placer, pero ciertamente no se sentirá a gusto consigo mismo, no será feliz. Y eso causa dolor. El que viva una vida dedicada al placer se sentirá vacío y también infeliz. Puede que no sufra físicamente, pero algo queda insatisfecho en su interior.
Podemos estar seguros por tanto de que hagamos lo que hagamos vamos a sufrir, ya sea física o psicológicamente. Si esto es así podemos estar seguros también de que estamos hechos para aguantar el dolor. De otra forma moriríamos nada más nacer.
Para plasmar mi siguiente idea se me ocurre una historia. Imaginemos a un valiente caballero que ha de rescatar a su princesa, la cual se encuentra encerrada en un castillo rodeado por un zarzal de dimensiones gigantescas. El caballero no dudará en atravesar el kilométrico zarzal para llegar hasta su amada. Y no le importará que ello le cueste infinidad de arañazos y cortes. De hecho puede llegar a verlos como caricias, pues cada uno de ellos significa que está a un paso menos de su querida princesa. No le importa el sufrimiento porque el fin de su gesta es mucho más elevado que éste. Ahora bien, si en algún momento pierde de vista cuál era el objetivo de su misión, la abandonará irremediablemente, porque el sentido de su sufrimiento ha desaparecido. Y si su sufrimiento pierde su fin, el sufrimiento mismo carece de sentido.
Como he dicho, el sufrimiento no es un fin en sí mismo, es un medio. El sufrimiento sólo tiene razón de ser si se sufre por algo o alguien. En ese sentido creo que los cristianos llevamos una gran ventaja al resto del mundo. Nuestro Fin es el más elevado de todos, nuestro Fin último es Cristo. Y por ello no debemos temer el dolor. Cuando uno sufre por amor el sufrimiento se hace llevadero. Pero si el fin del sufrimiento somos nosotros mismos, el sufrimiento acaba por no tener sentido (¿para qué pasarlo mal en vez de estar cómodamente sentado sin hacer nada?). Si no se tiene un Fin, el dolor lógicamente pasa ser algo despreciable e innecesario. Qué tristes y mediocres son esas vidas...
Cuando se ama, el sufrimiento se convierte en algo maravilloso. Ése es el problema de la sociedad. No sabemos amar, hay que aprender a hacerlo...
7 comentarios:
Viktor Frankl decía algo parecido a que lo que nos molesta no es sufrir, sino sufrir sin sentido. Y un pensador alemán actual cree que "la capacidad de sufrir por amor es un criterio de humanidad". En tu artículo parece que miras por encima del hombro a los que no encuentran un sentido al sufrimiento. Además, aunque sufrir por amor esté bien, ¿hasta qué punto es natural sufrir? Bueno, el artículo da de que pensar.
No era mi intención mirar por encima del hombro a nadie, es más, creo que les entiendo, por lo menos un poco. Al resto no sé qué contestar, porque no sé muy bien qué quieres decir. Aunque puede que si lo entienda tampoco sepa contestar.
Bueno, más que maravilloso diría que es un dolor que tiene un motivo de ser más fuerte que el propio dolor y por eso lo soportamos.
Digamos que es un dolor como todos los dolores, pero éste lo llevamos con dignidad y hasta casi con orgullo, porque tiene una buena razón.
Aunque a veces también uno puede avergonzarse por sentir dolor por alguien o algo que no lo merece.
Un saludo
Philip, SIEMPRE se le puede encontrar un sentido al sufrimiento, asi que es normal que sea un poco absurdo no hacerlo. Si no tenemos porque sufrir, pues no sufrimos. Asi de simple.
El sufrimiento es un sentimiento del hombre al igual que, por ejemplo,la alegría.
Evidentemente, el hombre no existe para sufrir,como tampoco existe para vivir inmerso en la alegría desenfrenada.
El destino final del hombre es lograr la felicidad,y eso es innegable.
Uno de los objetivos de las religiones es justamente eso: orientar a la persona en su camino para lograr la felicidad.
Dado que la felicidad es el bien final,si el sufrimiento es un medio para lograr esa felicidad,tiene sentido.
Lo que no tiene sentido es sufrir llevando una vida "moralmente buena" porque todo es relativo.
¿Qué es lo bueno? ¿Cómo es una vida "moralmente buena"? La moral depende de la persona.
Por eso es difícil juzgar a la sociedad en la que vivimos.
La faceta comercial de los medios de comunicación busca crear un modelo de persona, pero yo creo que el ser humano es capaz de razonar por sí mismo por lo que no se debe hablar de la sociedad como "masa", sino como un conjunto de individuos con la capacidad de pensar.
No hables de que "la sociedad" es esto, o "la sociedad" es esto otro.
No se conoce a cada individuo,así que no se puede hablar de un conjunto de personas homogéneo.
Con respecto a tu párrafo final, te propongo una situación hipotética:
Un individuo lleva una vida alegre. No sufre,puesto que su vida es tal y como él desea.
Ha conseguido la felicidad evitando el dolor.
¿Cómo puedes estar tan seguro y afirmar tan tranquilamente que este hombre es incapaz de amar? ¿Sólo el sufrimiento es un medio para amar?
El dolor es una faeta más del ser humano. Y el no sufrir no va ligado al "no saber amar".
A.R
Define más concretamente una vida alegre. Sufrimiento no es sinónimo de tristeza. Yo puedo llevar una vida alegre, conseguir lo que me haya propuesto... pero para ello antes habré sufrido algo para conseguirlo. Y con respecto al amor, pues yo creo que amar implica sufrimiento, porque uno sufre o siente dolor cuando ama a alguien, ya que ese amor le lleva a hacer cosas que cuesta (mucho o poco) hacer. Cuando uno ama a alguien se deja la vida por él/ella, y eso no es fácil.
En cuanto a lo que has dicho de la moral, creo que te equivocas. En mi opinión el bien no es rrelativo. Es bien es bien y punto. Otra cosa es que tengamos distorsionado el concepto de lo que está bien o mal. Pero lo que está bien seguirá estando bien a pesar de lo que diga o haga la gente. Y con el mal pasa lo mismo. Porque toda España se ponga de acuerdo en que matar está bien, matar no va a estar bien.
Y luego, yo no creo que la alegría sea un sentimiento. Yo puedo estar triste en un momento determinado (porque se ha muerto alguien por ejemplo) y seguir siendo una persona alegre. Creo que aquí confundes el ser alegre con estar contento.
Muy acertado.
Aparte, A.R. pone el hipotético ejemplo del hombre que ha conseguido ser lo que quería ser y no sufre.
¿Un ejecutivo agresivo, por ejemplo? ¿O un hombre al que le ha tocado la lotería, mejor?
Probablemente se sienta desencantado con el paso de los años.
"No hay nada más patçetico que un animal satisfecho" ¿Por qué? Por que se tumba hasta que vuelva a tener una necesidad.
El hombre no. El hombre no es capaz de estar satisfecho.
Pero me estoy yendo del tema.
"Escoge el modo de vida más increible que se te ocurra: la costumbre te lo hará agradable" (¿Aristóteles? Traducción libre).
El hombre se acostumbra a todo -incluso al dolor-, y acaba buscando algo que le justifique su ser.
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