sábado, 23 de agosto de 2008

Feminismo

Hoy están muy de moda las posturas feministas. Es muy progresista y tolerante presentarse como un defensor de la mujer y de sus derechos. Queda muy bien decir que uno lucha por la igualdad de la mujer en el hogar, en el mundo laboral, etc. De hecho, todo esto está muy bien de verdad. Hay que luchar por que no se trate a la mujer como un ser inferior. Hay que luchar por que la mujer sea tratada siempre con dignidad, pues como ser humano, no se merece menos.

Pero todo tiene un límite. Podemos hablar de la igualdad de la mujer cuando nos referimos a la dignidad. Pero luchar por la igualdad total entre el hombre y la mujer es algo sin sentido y que no va a prosperar. Porque el hombre y la mujer no son iguales. Y con esto no quiero decir que uno sea mejor que el otro o que uno sea superior al otro. Simplemente quiero subrayar que el hombre y la mujer son distintos.

Aparte de las evidentes diferencias físicas y fisiológicas nos encontramos también con las psicológicas. Tiene que quedar claro que la mujer no es -ni será- nunca igual que el hombre. Intentar igualar al hombre y la mujer es una brutalidad. Sobre todo si se hace lo que hoy en día. Las/los (para que ellas también se den por aludidas) feministas tienen que darse cuenta de que una mujer es menos mujer si se comporta como un hombre. Existe un incomprensible afán por que la mujer vista, piense y viva como un hombre. Y eso no me parece para nada una postura feminista sino más bien lo contrario. Una mujer no es más mujer por dejar de tener hijos, por ejemplo. De hecho, una de las cosas que caracteriza a la mujer es la capacidad de engendrar. Se habla mucho también de la libertad de la mujer para hacer lo que quiera con su cuerpo, pero el que una mujer venda su cuerpo, ya sea personalmente o en fotos o vídeos tiene muy poco de feminista y mucho de machista. "Si ella quiere..." dicen algunos. ¿No se dan cuenta de que ha pasado de ser una persona a ser un objeto?

Hay bastante machismo en la idea de que la mujer tiene que ser igual que el hombre. Porque, de hecho, adoptando esa actitud se trata al hombre como un ser superior. Si la mujer tiene que ser y comportarse como el hombre, es que ser mujer es peor que ser hombre. Pero esta es una gran mentira. El hombre y la mujer son distintos y ya está. No pasa nada por ser diferentes.